Sin embargo, los propios involucrados aseguran que desde ese mismo momento una racha de desgracias y fatalidades se cernió sobre ellos y el inmueble que habitaban. “Coincidiendo con la compra del espejo, comenzaron a pasar muchas cosas raras en el departamento. Las cosas, como llaves y teléfonos, se perdían inexplicablemente. Una mañana escuché una especie de explosión en el baño. Cuando entré me encontré con todas las cosas tiradas en el suelo y en la bañera apareció mi máquina de afeitar, que yo guardo celosamente en mi closet”, explicó Birch.
Presintiendo que el espejo estaba embrujado, Charalambous pintó de color metálico el marco del espejo, pero a partir de ahí las cosas sólo empeoraron. “Por las noches comenzamos a despertar con dolores punzantes en todo el cuerpo, además de signos de rasguños y golpes. Y cada vez que pasaba por el espejo sentía unos tremendos escalofríos. Pero lo más aterrador sucedía cuando nos mirábamos en el espejo, pues comenzamos a ver sombras y reflejos de otros seres. Ahí las cosas comenzaron a salirse de control y nos convencimos definitivamente que el espejo estaba maldito o embrujado”, relató el pintor.
Convencidos que el espejo traía mala suerte a toda aquella persona que se reflejara en él o que viviera en el lugar donde éste se encontrara, los dos ingleses decidieron recuperar su inversión inicial y pusieron en venta el espejo, a cambio de 100 libras, en el sitio ebay.com. El anuncio, en todo caso, incluía la advertencia que se trataba de un artículo embrujado.
El aviso en cuestión no pasó desapercibido. Muchos medios británicos y expertos en fenómenos paranormales acudieron al departamento a investigar in situ los extraños sucesos. Y si muchos pensaron que nadie se iba a atrever a comprar el espejo, se equivocaron medio a medio, pues muchos compradores comenzaron a pelearse el artículo. El comprador que ofertó más dinero, finalmente, confesó que quería adquirir el espejo para regalárselo a una ex novia.
Mirá las imágenes del espejo y las heridas que aparentemente ocasionó sobre Birch.
Fuente: LaCrónica.com
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